martes, 19 de marzo de 2013

Un nuevo sol


Un nuevo sol nace,
espléndido, reluciente.
Una mirada se abre
al futuro reciente,
al camino sin hacer,
al camino  consistente
que la vida nos abre.
Un camino sonriente
o quizás desconcertante,
pero en el que nunca está ausente
ese sol inmenso,  tan grande
y siempre refulgente
que calienta pasos y pesares,
aciertos y errores inocentes.
Aunque en la mitad te canses
y hacia atrás mires fríamente
que lo malo no te engañe,
lo bueno ha estado presente.
No pares y sigue adelante,
no olvides que siempre
el final es reconfortante.

                                                                                        María Armas López de Vergara



sábado, 2 de marzo de 2013

Todo tiene un lado bueno

Vivimos ajetreados, atrapados en una rutina sin salida, luchando contra cada tic-tac del reloj, en una obsesiva competición por ser mejor que el otro. Es un vicio en el que, además de sobrevivir en una constante búsqueda de satisfacción, generada al sentirnos superiores en algún aspecto; parece que competimos para ver quién es el que más sufrimiento puede cargar, quién es capaz de aceptar la angustia de la triste y gris monotonía y tragarse sus sentimientos para tener una mejor apariencia. La mayor parte del tiempo la empleamos en el estudio y el trabajo, en dormir lo que no hemos podido hacer durante la noche, y en llenarnos la cabeza con tecnología, consumismo, superficialidad y falsas realidades. Ansiamos llenarnos con lo que nos satisfaga aquí y ahora, dejando de lado eso de darle tiempo al tiempo. Sembramos miles de semillas que mueren por falta de cuidado, encaminamos o ideamos numerosos proyectos que se ahogan en el olvido porque no somos lo suficientemente constantes y pacientes con aquello que verdaderamente queremos y que un día empezamos.

Así, nos aferramos a lo pasajero y efímero, de modo que cuando algo se tambalea se generan numerosos problemas que nos amargan el momento. Pero como estamos llenos de cosas que en realidad nos vacían, los problemas son continuos, y se produce la sensación del sinsentido existencial, del agobio, de la derrota, del vacío… Pero no nos damos cuenta de que la vida es demasiado grande como para que nuestros problemas la abarquen, nos olvidamos que sin lluvia (por muchos rayos de sol que haya) no hay arcoíris, que las dificultades nos ayudan a crecer como personas. No nos damos cuenta de lo que para nosotros es un dilema, para el de al lado puede ser algo insignificante comparado con las dificultades que tiene que afrontar. Y tampoco parece que sepamos ser felices conviviendo con esas preocupaciones. Pues bien, si hasta una zarza, cuya única realidad son las espinas, puede verse con belleza, qué menos va a tener nuestra vida que numerosas alegrías, consuelos y esperanzas que nos acompañen siempre. Lo que debemos hacer es buscar y apreciar el lado bueno de las cosas.


Si hasta una zarza, cuya única realidad son las espinas,
puede verse con belleza, qué menos va a tener nuestra vida que
numerosas alegrías, consuelos y esperanzas que nos acompañen siempre.