sábado, 13 de abril de 2013

Volar


Volar, es sentir el viento,
abrir tus alas sin tener miedo  
y ganar altura, cada vez más, 
ser valiente y no mirar atrás. 
Volar, es tocar el cielo, 
cerrar los ojos sin estar ciego, 
admirar los brotes que crecen ya 
de esos sueños que volverán. 
Volar, es irradiar tu esfuerzo, 
luchar alegre y desafiar al tiempo, 
confiar en ti, saber que podrás 
cantar victoria una vez más. 
Volar, es realzar el vuelo
afrontar la caída sin desconsuelo 
intentar avanzar un poco más, 
aprender de cada oportunidad. 
Volar, es volcar tu empeño, 
olvidar las dudas de tu ego 
vivir la vida y su complejidad 
amarlo todo, sin contrariedad.
María Armas López de Vergara 


sábado, 6 de abril de 2013

Monotonía


No se trata solo de monotonía, se trata de nuestra monótona realidad. Nos acostumbramos a hacer siempre lo mismo, cumplir unos horarios establecidos, seguir la misma ruta todos los días y, en general, vivir un presente que es igual al ayer. El tiempo vuela, es verdad, pero si queremos tenemos tiempo para todo. Cada día es un suspiro efímero con algunos instantes de eternidad. Desde que nos levantamos hasta que nos volvemos a dormir a penas pasan unas horas, pero si nos paramos a pensar qué hemos hecho hoy podríamos enumerar una larga lista de acciones consecutivas, aunque también podemos traer a la mente momentos concretos, pequeños detalles, que resuenan de una manera especial en nuestro interior, ya sea porque nos han provocado determinados sentimientos o pensamientos, o simplemente nos han tocado el corazón. Cada jornada está repleta de pequeños gestos que acompañan nuestra vida. Son esos instantes los que hacen que cada día tenga algo especial, que merezca la pena ser vivido, los que le dan color.
Pero a veces es imposible apreciarlos porque estamos atrapados en nuestro propio mundo, en nuestra repetitiva rutina. Nos movemos por las mismas cuatro calles de siempre, cocinamos los mismos platos que hace unos días, las mismas actividades, la misma gente… Nos hace falta originalidad, dejarnos llevar un poco más por lo que realmente necesitamos. Salir a dar un paseo cuando no lo tenías previsto, modificar alguna vez tu ruta diaria (al fin y al cabo todos los caminos llevan a Roma), probar nuevas recetas, quedar con ese amigo al que hace tiempo que no ves, viajar para ampliar tus horizontes, confiar en ti mismo en aquello que otras veces no lo hiciste, dedicar algo de tu tiempo a los demás, hacer esa actividad que has dejado pendiente para “más adelante”… Puedes hacer mil cosas nuevas, o simplemente puedes cambiar tu actitud para levantarte cada mañana con ganas de disfrutar segundo a segundo y hacer cada día único. Y en las dificultades hacer realidad eso de que la esperanza es lo único que se pierde. Vale la pena dejarse sorprender por lo que cada día nos ofrece. 


Los pequeños detalles cambian nuestros cálculos