Otras vacaciones de verano más se suman a
nuestra experiencia. Unos días de descanso y desconexión, para cambiar de
actividades, viajar, disfrutar de reencuentros o aprovechar la soledad. Es un
tiempo que nos impulsa hacia el nuevo curso con energías renovadas y nuevas
perspectivas. Una época muy esperada: una posible motivación cuando nos
sobrepasa la inercia del día a día, cuando parece que nuestro motor no nos
mueve con la misma fuerza.
Las vacaciones cobran tanta importancia que
el verano se relaciona directa e inconscientemente con ellas. Es un tiempo para
vivir y sentir la vida; para coger aire fresco que llene nuestros pulmones,
aire que en la efímera exhalación del
nuevo curso se irá desprendiendo poco a poco.
Sabemos por propia experiencia que igual que
empiezan, terminan. Pero nos dejan una estela de circunstancias que nos animan
a empezar pisando fuerte. Principalmente aparece la ilusión: la ilusión por
alcanzar nuevas metas, la ilusión de aprender, la ilusión de la novedad, la
ilusión de seguir avanzando en el camino de la vida de cada uno. La ilusión de
construir tu vida, aquella que solo se puede formar desde lo cotidiano.
¡Mucho ánimo a todos en cada situación!
Busquemos siempre la ilusión que brota de cada oportunidad