miércoles, 11 de diciembre de 2013

Atraparé la Luna

A todos los que de alguna manera forman parte de mi vida.  
A todos los que han dejado una huella, profunda o inapreciable, al cruzarse nuestra historia o compartir mi camino. Gracias por enseñarme tanto.












Atraparé la Luna, descubriré el mundo 
y todo cuanto existe a tu lado. 

Abriré los ojos, me sentaré contigo 

para que me enseñes, despacio, 

el tesoro de la vida, lo bueno y lo malo. 

Saludaré a cada estrella que ilumine 

desde el firmamento cada paso, 

que de luz a la temida oscuridad, 

 acompañe a la incomprendida soledad. 

Atraparé los sueños que cultivemos 

en el camino de la esperanza 

cuando un día, de repente, echen a volar. 

Los cuidaré con tu cariño 

para que nos lleven, cuando crezcan, 

a disfrutar de los nuevos mares, 

a sumergirnos en otras profundidades. 

Atraparé tus luchas, de joven y niño, 

tus muertes y vejez, tu enfermedad, 

porque en cada uno de mis fracasos 

nunca me ha faltado una mano 

que me ayuda a seguir y levantar.

Quiero que sepas que es verdad, 

 que merece la pena confiar. 

Atraparé las palabras, cada canto 

que suene en mi caminar. 

Cada abrazo, cada encuentro, 

la experiencia, los abrazos, 

la distancia y el momento 

en el que después de tanta 

espera, al fin te pueda tocar.

Atraparé con atención y cuidado, 

todas las huellas me que dejas 

muy profundas o inapreciables, 

ya que cada una de ellas forma 

ahora parte de mi ser y de mi historia. 

Caminaré alegre, agradeciendo 

todo lo que, de alguna manera, me das. 

Atraparé la Luna, descubriré el mundo 

y todo lo que existe a nuestro lado. 

Atraparé la Luna, amaré el mundo,

aún cuando no pueda verte a mi lado.

María Armas López de Vergara




lunes, 9 de diciembre de 2013

Pasajeros entre paradas

Todos los días, entre parada y parada, comparten trayecto. Son abuelos y niños, estudiantes y jóvenes en paro, trabajadores y no tan jóvenes. Unos altos, otros bajos, con barba o sin ella, con gafas, sin gafas, con caras de felicidad o caras de tristeza...

Caras que nunca antes había visto. Caras que nunca más volveré a ver. Uno con cara de sueño apoyado contra el cristal. Una mirada cansada dirigida con ternura hacia un niño. Una mirada que se distrae con el paisaje. Una mirada desesperada al reloj. La mayoría de miradas atrapadas por una pantalla. La mayoría de pantallas son táctiles y de bolsillo. 

Gente fea, gente guapa. Moderna, anticuada.
Sola, acompañada.
Gente... Delante se respiran los nervios del primer día de trabajo. A su lado, agobiantes pensamientos intentando cuadrar los imposibles horarios el día. Detrás, música, fiel compañera. Se baja la alegría por una buena noticia recién dada. Se suben la pereza de ir a clase, la novedad del primer viaje en el tranvía, los problemas de la oficina y uno de los dos enamorados. 
Se empiezan a cerrar las puertas cuando corre hacia fuera un despistado, a saber qué pensaba.

Muchas historias escondidas, otros tantos secretos que caerán en el olvido, demasiados sentimientos, experiencias que no caben en palabras.
Hombres y mujeres que se cruzan todos los días, que comparten el mismo techo durante los minutos de trayecto. Hombres y mujeres tan distintos y sin embargo tan humanos. Todos cargan a sus espaldas valentía, decisiones, personas queridas, proyectos... Todos y cada uno de ellos son un enorme mundo, único, especial... 

Mujeres y hombres que perdieron la oportunidad de mirar a hombres y mujeres que jamás volverán a ver. Hombres y mujeres que jamás serán alegrados con tu sonrisa. Hombres y mujeres que jamás escucharán tu voz dirigida a ellos. Hombres y mujeres que jamás serán tocados instantáneamente por tu vida.

Hombres y mujeres que jamás... ¿O tal vez sí?


sábado, 23 de noviembre de 2013

¿Eres feliz?


Sabes que eres feliz cuando estás en paz contigo mismo y con los demás.
Sabes que eres feliz cuando te quieres, te quieres porque te conoces y te conoces porque te estás redescubriendo continuamente.
Sabes que eres feliz cuando te sientes querido. Si alguna vez no es así, tienes la certeza de que si existes, es por amor.
Sabes que eres feliz cuando no vives para el tiempo, sino que el tiempo está a tu disposición.
Sabes que eres feliz cuando no vives para tus sueños, sino que haces que tus sueños transformen lo concreto de tu realidad.
Sabes que eres feliz cuando te levantas con fuerzas para afrontar el día y, cuando no es así, encuentras motivos para  seguir caminando.
Sabes que eres feliz cuando disfrutas de lo pequeño y cotidiano, y cada día lo miras con ojos nuevos.
Sabes que eres feliz cuando sacrificas tu tiempo, tu comodidad, tu descanso, tu ... y lo haces por amor al otro.
Sabes que eres feliz cuando no te cansas de dar, sin esperar recibir.
Sabes que eres feliz cuando aún viviendo en medio del agobio, las prisas, el sinsentido, la rutina, el miedo, la injusticia... Sabes erosionar el agobio, frenar las prisas, buscar el sentido, alegrarte cada día, encontrar verdaderos motivos por los que luchar y no quieres que la injusticia te haga cómplice.
Sabes que eres feliz cuando no te faltan razones para sonreír, cuando sabes perdonar, cuando miras tu vida solo puedes dar gracias.
Eres feliz cuando encuentras lo único que te puede dar verdadera felicidad.
                                            Eres feliz cuando solo centras tu vida en una cosa: amar.
                                                       

martes, 19 de noviembre de 2013

Rumbo a su corazón

No sirve de nada llegar hasta la meta sin disfrutar del camino. A veces más importante que llegar es avanzar. Para encontrar, antes hay que perderse; y para levantarse, caerse.

Por los que buscan sin prisa ni descanso, por los que buscan con confianza, por los que hacen de cada día una nueva oportunidad. Por los que buscan para encontrar el sentido. Por los que se atreven a buscar desde lo más profundo.

 A veces  pasa como a ella,
 que buscaba con paciencia

 en cada rincón del universo,
 y olvidó que lo que buscaba
 lo tenía muy adentro.
 Caminó y caminó,
 pero daba los pasos
 sin conocerse mejor.
 Cuanto más se acercaba
 a la felicidad que quería,
 la felicidad más se alejaba
 de la ruta que seguía.
 Hasta que se dio cuenta
 que desde el primer momento
 la respuesta había estado
 siempre junto a ella.
 Pero como no se conocía,
 deshizo sus huellas
 para empezar el camino
 desde el principio.
 Tanto se había alejado
 que le costó mucho
 volver a su realidad,
 pero cuando llegó
 comenzó paso a paso
 rumbo a su corazón.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Empecemos con ilusión

Otras vacaciones de verano más se suman a nuestra experiencia. Unos días de descanso y desconexión, para cambiar de actividades, viajar, disfrutar de reencuentros o aprovechar la soledad. Es un tiempo que nos impulsa hacia el nuevo curso con energías renovadas y nuevas perspectivas. Una época muy esperada: una posible motivación cuando nos sobrepasa la inercia del día a día, cuando parece que nuestro motor no nos mueve con la misma fuerza.

Las vacaciones cobran tanta importancia que el verano se relaciona directa e inconscientemente con ellas. Es un tiempo para vivir y sentir la vida; para coger aire fresco que llene nuestros pulmones, aire que  en la efímera exhalación del nuevo curso se irá desprendiendo poco a poco.


Sabemos por propia experiencia que igual que empiezan, terminan. Pero nos dejan una estela de circunstancias que nos animan a empezar pisando fuerte. Principalmente aparece la ilusión: la ilusión por alcanzar nuevas metas, la ilusión de aprender, la ilusión de la novedad, la ilusión de seguir avanzando en el camino de la vida de cada uno. La ilusión de construir tu vida, aquella que solo se puede formar desde lo cotidiano.



¡Mucho ánimo a todos en cada situación!
Busquemos siempre la ilusión que brota de cada oportunidad

jueves, 15 de agosto de 2013

El baño del verano

Es el baño del verano. El más esperado durante todo el año. De hecho, con él muchos inauguran sus vacaciones. Otros no las consideran completas hasta que lo disfrutan. Es el chapuzón en el muelle.
Un salto al vacío que culmina en lo alto de la ola. Hace calor y la fresca temperatura del mar se agradece. Miro al cielo. Un avión parece dirigirse a la luna creciente. Delante están fondeados todo tipo de coloridos botes pesqueros. Cada uno con diferentes hazañas marineras sobre sus maderas, que seguro que sus propietarios habrán exhibido en algún momento. Sobre los barquitos vuelan gaviotas (o pardelas), maestras del planeo sobre el aire. A lo lejos, la playa. Detrás, el muelle. Mayores y niños contemplan la escena, mayores y niños se tiran al mar desde donde se encontraba una antigua grúa azul hasta hace un par de años. El cielo celebra el final del día: a la izquierda, un degradado que abarca desde el azul hasta el naranja (pasando por varios tonos verdes y amarillos); a la derecha, en un fondo amarillo que resalta el oscuro color de los volcanes un inmenso sol se funde con el horizonte, coronando las casas blancas que forman parte del paseo costero del pueblo.

Es un paisaje digno de cuadro. Pero es algo mucho mejor que un lienzo o una fotografía: ahora forma parte de mi verano, de mi memoria, de mi vida. Ahora forma parte de mí.

miércoles, 14 de agosto de 2013

¿Un grano de arena?

Todos aportamos nuestro granito de arena para que, granito más granito, obtengamos una montaña de arena, una playa. O al menos eso es lo que siempre se ha dicho.

Pero los granos de arena son pequeños, insignificantes. Pueden ser llevados por el viento con demasiada facilidad. Se empapan según le parezca a la marea, son inevitablemente calentados por el sol. Son pisoteados, lanzados, sacudidos. Incluso llegan a ser molestos cuando golpean con la fuerza de la brisa. ¿Cuántos nos llevamos cada vez que vamos a la playa? Cientos. Y sin embargo la arena sigue siendo la misma.

Además, son independientes. Cada uno sigue siendo el mismo esté aislado o en contacto con otros. No  existen las interacciones entre ellos. Lo mismo da que alguien haga un castillo de arena con ellos que cuando la obra arquitectónica vuelva a su forma original cada granito estará inalterado.


Son minúsculos comparados con nosotros mismos, que somos más grandes de lo que podemos percibir. Dar nuestro granito de arena es quedarse muy corto. Sin perder la humildad y sencillez de este, ni quiero ni me conformo con aportarlo. Tampoco creo que nadie aporte a su alrededor algo tan prescindible como UN granito de arena. Creo que damos mucho más. Pero entonces ¿cómo cambiamos el dicho?¿qué es lo que en realidad aportamos?






sábado, 10 de agosto de 2013

La palabra

La palabra rompe el silencio, 
lo corta si interrumpe
o lo enriquece si es alimento. 
La palabra es el desvío 
para que flote lo que se hunde 
y encontrar el consuelo. 
La palabra es más que el trino, 
que la voz que confunde, 
es un medio de pensamiento. 
La palabra es el cambio 
que sin pretensión constituye 
el crecer con el tiempo. 
La palabra es vida, continuación 
persistente que se funde 
en el que acude a su encuentro. 
La palabra es revolución, 
oportunidad que no se escabulle 
de aportar algo mejor. 
La palabra es  nuestra elección: 
decidir si ser el que huye 
o el que transforma su alrededor. 
María Armas López de Vergara


miércoles, 10 de julio de 2013

La llave de la felicidad

La búsqueda de la felicidad ha sido siempre uno de nuestros mayores empeños. Conocemos autores que ya desde la Antigüedad se caracterizan, como Aristóteles, por sus teorías eudemonistas que afirman que nuestra finalidad es llegar hasta esta. El sentido de nuestra vida se basa en encontrar esa felicidad que nos llena y da respuesta a todas nuestras acciones. A nuestro alrededor hay muchas llaves que aseguran tener la clave para lograr alcanzarla.

Por un lado, una de la más conocida es la del dinero y el poder. Numerosos cuentos e historias relatan cómo sus personajes son llevados por la avaricia hasta un círculo vicioso en el que tratando de conseguir más y más solo logran aumentar el horizonte de su insatisfacción. En este caso la moraleja es clara: paradójicamente buscando la felicidad en los bienes materiales crece nuestra infelicidad.

Pero también hay otros caminos, que quizás son más cercanos, que tratan de llevarnos hacia esa felicidad. Estos pueden ser el mundo de la suerte y la superstición, que por medio de creencias populares, invenciones o repetidos intentos en los que la constancia en la mayoría de los casos no premia, rigen parte de nuestra conducta, estado de ánimo o se vuelve el centro de nuestras preocupaciones. También hay personas que intentan obtener esta felicidad en la gente. Tienen grandes colecciones de amigos, pero se vuelven efímeras y cambiantes. Para otros, las fiestas y la búsqueda de “subidones” por medio de diferentes formas son la solución a sus problemas. Solución que dura un escaso periodo de tiempo y que en ocasiones solo consiguen aumentar el  problema y el vacío que se intenta llenar.

Hay otros que defienden que cada uno es su propia llave, que todo está en nosotros. Son personas cuya existencia consiste en la obtención de títulos, premios, diplomas, estudios y un gran intelecto. O que se dedican de lleno a cultivar su cuerpo, al deporte o al ejercicio físico. Sin embargo, aunque tanto la formación como la salud son necesarias en nuestras vidas, dedicarse exclusivamente a eso también se trata de aspectos pasajeros que, al fin y al cabo, ¿de qué nos sirven?


Son múltiples los caminos. Pero parece que todos son falsos y erróneos. Nos venden una imagen que se desvanece cuando intentamos alcanzarla. ¿Dónde buscas tu felicidad? Tampoco hace falta indagar mucho para descubrir personas que son plenamente felices. ¿Su secreto? Dedicar su vida a los demás.


miércoles, 5 de junio de 2013

A mi poeta

Enseñas qué es el amor con cada uno de tus poemas,
muestras con cada gesto que el detalle tienes por lema.
En tu presencia nunca faltan los brotes de esperanza:
un caramelo para endulzar cada instante de vivencia,
una sonrisa al saludar cada visita, siempre ansiada;
una merienda que ofrecer al hambriento de tu mirada,
una familia siempre abierta, reunida con frecuencia.

Tu variada conversación acoge alegre pintorescos temas,
las minucias del ayer son historias que mañana cuentas.
El compás de cada paso lo marca la puntualidad acordada,
entre paseos y tertulias, los recitales nunca se ausentan.
Tus versos nacidos bajo los rayos del alba nos proclamas,
y divertido canturreas cuando la suerte nos acompaña,
describes a cada persona con la precisión de tu ocurrencia.

La peculiar caligrafía que imprimes en tus firmas queda
grabada en el tiempo del corazón, donde el adiós no llega.
Aún cuando pasen lustros, décadas o siglos por mi espalda
me seguirás sentando sobre tu regazo y con paciencia
me enseñarás a pulsar las teclas de tu máquina preciada,
a escribir con ternura sobre la hoja de la vida, a entregarla
a los demás y compartir generosamente cada experiencia.

María Armas López de Vergara


viernes, 31 de mayo de 2013

Vamos a soñar


Vamos a soñar con los ojos cerrados 
sin mirar si quiera a ningún lado, 
vamos a contemplar desde dentro 
cuáles son los más profundos deseos. 
  
Vamos a poner nombre a los anhelos, 
aquello que en lo más hondo quiero, 
vamos a ser valientes y dar un paso 
para poder tocarlos con las manos. 
  
Vamos a olvidar el éxito buscado 
para así, de entrada,  evitar fracasos, 
vamos a empezar otra vez de cero 
y comenzar a sentirlo todo de nuevo. 
  
Vamos a luchar por cada empeño, 
cultivar las esperanzas del momento, 
vamos a hacerlas crecer consolando 
temores que se puedan haber quedado. 

Vamos a abrir nuestros brazos cansados, 
desesperados por estar cerrados, 
vamos a abrazar de las ilusiones el aliento 
que nos impulse a soñar sin miedo. 
María Armas López de Vergara



sábado, 11 de mayo de 2013

Vida


Qué es la vida sino abrir tus ojos al despertar, 
extender las manos queriendo acariciar, 
respirar colores y sentir sabores de la madrugada, 
tener motivos en el futuro que alcanzar.
Qué es la vida sin sus flores, que alegran el caminar,
sin esos seres que no se alejan de ti jamás, 
sin la esperanza del sembrador que siempre ansiaba 
ver los brotes crecer  sin vértigos al avanzar. 
  
Qué es la vida sin pasiones, que quieren llenar 
de sentimientos que vuelan sobre la eternidad, 
que hablan de dudas y atrevimientos, de alas 
que retan al vacío, de historias que enseñan a amar.  
  
Qué es vivir sino sentirlo todo y experimentar   
ser consciente de cada gesto con sinceridad, 
crecer, saltar, reír y bailar sobre la farola que canta, 
farola  que evita naufragios en la noche de vanidad. 
  
Qué es vivir sino arrancar los días sin esperar 
que el calendario que ahora brilla se vuelva a renovar, 
ser feliz con el presente: un regalo que adelanta 
sin ningún remordimiento lo que nos deparará.  
  
Qué es vivir sino exaltar el aliento primaveral, 
las notas de instrumentos que encarnan el musical, 
la alegría del contento, el optimismo que alaba 
la verdad de la vida, el entusiasmo de despertar.
María Armas López de Vergara 



sábado, 13 de abril de 2013

Volar


Volar, es sentir el viento,
abrir tus alas sin tener miedo  
y ganar altura, cada vez más, 
ser valiente y no mirar atrás. 
Volar, es tocar el cielo, 
cerrar los ojos sin estar ciego, 
admirar los brotes que crecen ya 
de esos sueños que volverán. 
Volar, es irradiar tu esfuerzo, 
luchar alegre y desafiar al tiempo, 
confiar en ti, saber que podrás 
cantar victoria una vez más. 
Volar, es realzar el vuelo
afrontar la caída sin desconsuelo 
intentar avanzar un poco más, 
aprender de cada oportunidad. 
Volar, es volcar tu empeño, 
olvidar las dudas de tu ego 
vivir la vida y su complejidad 
amarlo todo, sin contrariedad.
María Armas López de Vergara 


sábado, 6 de abril de 2013

Monotonía


No se trata solo de monotonía, se trata de nuestra monótona realidad. Nos acostumbramos a hacer siempre lo mismo, cumplir unos horarios establecidos, seguir la misma ruta todos los días y, en general, vivir un presente que es igual al ayer. El tiempo vuela, es verdad, pero si queremos tenemos tiempo para todo. Cada día es un suspiro efímero con algunos instantes de eternidad. Desde que nos levantamos hasta que nos volvemos a dormir a penas pasan unas horas, pero si nos paramos a pensar qué hemos hecho hoy podríamos enumerar una larga lista de acciones consecutivas, aunque también podemos traer a la mente momentos concretos, pequeños detalles, que resuenan de una manera especial en nuestro interior, ya sea porque nos han provocado determinados sentimientos o pensamientos, o simplemente nos han tocado el corazón. Cada jornada está repleta de pequeños gestos que acompañan nuestra vida. Son esos instantes los que hacen que cada día tenga algo especial, que merezca la pena ser vivido, los que le dan color.
Pero a veces es imposible apreciarlos porque estamos atrapados en nuestro propio mundo, en nuestra repetitiva rutina. Nos movemos por las mismas cuatro calles de siempre, cocinamos los mismos platos que hace unos días, las mismas actividades, la misma gente… Nos hace falta originalidad, dejarnos llevar un poco más por lo que realmente necesitamos. Salir a dar un paseo cuando no lo tenías previsto, modificar alguna vez tu ruta diaria (al fin y al cabo todos los caminos llevan a Roma), probar nuevas recetas, quedar con ese amigo al que hace tiempo que no ves, viajar para ampliar tus horizontes, confiar en ti mismo en aquello que otras veces no lo hiciste, dedicar algo de tu tiempo a los demás, hacer esa actividad que has dejado pendiente para “más adelante”… Puedes hacer mil cosas nuevas, o simplemente puedes cambiar tu actitud para levantarte cada mañana con ganas de disfrutar segundo a segundo y hacer cada día único. Y en las dificultades hacer realidad eso de que la esperanza es lo único que se pierde. Vale la pena dejarse sorprender por lo que cada día nos ofrece. 


Los pequeños detalles cambian nuestros cálculos

martes, 19 de marzo de 2013

Un nuevo sol


Un nuevo sol nace,
espléndido, reluciente.
Una mirada se abre
al futuro reciente,
al camino sin hacer,
al camino  consistente
que la vida nos abre.
Un camino sonriente
o quizás desconcertante,
pero en el que nunca está ausente
ese sol inmenso,  tan grande
y siempre refulgente
que calienta pasos y pesares,
aciertos y errores inocentes.
Aunque en la mitad te canses
y hacia atrás mires fríamente
que lo malo no te engañe,
lo bueno ha estado presente.
No pares y sigue adelante,
no olvides que siempre
el final es reconfortante.

                                                                                        María Armas López de Vergara



sábado, 2 de marzo de 2013

Todo tiene un lado bueno

Vivimos ajetreados, atrapados en una rutina sin salida, luchando contra cada tic-tac del reloj, en una obsesiva competición por ser mejor que el otro. Es un vicio en el que, además de sobrevivir en una constante búsqueda de satisfacción, generada al sentirnos superiores en algún aspecto; parece que competimos para ver quién es el que más sufrimiento puede cargar, quién es capaz de aceptar la angustia de la triste y gris monotonía y tragarse sus sentimientos para tener una mejor apariencia. La mayor parte del tiempo la empleamos en el estudio y el trabajo, en dormir lo que no hemos podido hacer durante la noche, y en llenarnos la cabeza con tecnología, consumismo, superficialidad y falsas realidades. Ansiamos llenarnos con lo que nos satisfaga aquí y ahora, dejando de lado eso de darle tiempo al tiempo. Sembramos miles de semillas que mueren por falta de cuidado, encaminamos o ideamos numerosos proyectos que se ahogan en el olvido porque no somos lo suficientemente constantes y pacientes con aquello que verdaderamente queremos y que un día empezamos.

Así, nos aferramos a lo pasajero y efímero, de modo que cuando algo se tambalea se generan numerosos problemas que nos amargan el momento. Pero como estamos llenos de cosas que en realidad nos vacían, los problemas son continuos, y se produce la sensación del sinsentido existencial, del agobio, de la derrota, del vacío… Pero no nos damos cuenta de que la vida es demasiado grande como para que nuestros problemas la abarquen, nos olvidamos que sin lluvia (por muchos rayos de sol que haya) no hay arcoíris, que las dificultades nos ayudan a crecer como personas. No nos damos cuenta de lo que para nosotros es un dilema, para el de al lado puede ser algo insignificante comparado con las dificultades que tiene que afrontar. Y tampoco parece que sepamos ser felices conviviendo con esas preocupaciones. Pues bien, si hasta una zarza, cuya única realidad son las espinas, puede verse con belleza, qué menos va a tener nuestra vida que numerosas alegrías, consuelos y esperanzas que nos acompañen siempre. Lo que debemos hacer es buscar y apreciar el lado bueno de las cosas.


Si hasta una zarza, cuya única realidad son las espinas,
puede verse con belleza, qué menos va a tener nuestra vida que
numerosas alegrías, consuelos y esperanzas que nos acompañen siempre.



lunes, 25 de febrero de 2013

Nuestra hoguera


Hay momentos en los que necesitamos hacer una hoguera. Estamos agobiados por la rutina de nuestra vida, cansados de que nuestros proyectos fracasen o no se cumplan nuestras expectativas, preocupados porque hay cosas que van adquiriendo de forma sutil una importancia relevante en nuestra mente y que no deberían estar en ahí; puede que hasta estemos infelices, insatisfechos, desesperados, tristes. En esos momentos debemos hacer un parón para poder seguir caminando, debemos desenredar lo que ata a nuestros pies. Es bueno coger aire, ventilarlo todo, a veces el ambiente está sobrecargado. Es bueno mojarnos, refrescarnos, renovarnos. Al fin y al cabo, es necesario coger fuerzas, volver a tomar un impulso que nos proyecte más lejos aún, reajustar metas y objetivos, valorar qué nos hace feliz. 
Antes de que todo explote o arda en llamas, debemos hacer nuestra propia hoguera. Tomar cada ámbito de nuestra vida y quemarlo hasta quedarnos con lo básico, su estructura. Hay veces en las que nos llenamos de cosas, de impresiones, de obsesiones, de falsas expectativas que intentan llenarnos y lo único que consiguen realmente es vaciarnos cada vez más. Olvidémonos de todo eso, y, cuando las llamas se apaguen y estemos listos para dar nuevos pasos, veremos qué renace de las cenizas. Lo normal es que una vez que nos desprendemos de todo, lo que se renueva en nosotros son nuestros propios pilares, aquello que, desde nuestro punto de vista, nos da las alas de la libertad, aquello que representa el fundamento de nuestra vida y nos da fuerzas para vivirla.




viernes, 22 de febrero de 2013

En-camino

La vida, un camino

La vida se nos presenta como un camino que recorrer, un lugar donde sentir, crear, experimentar. Está formada por un futuro desconocido, un pasado lleno de recuerdos y personas, y un presente encaminado por nosotros mismos, en el que se sigue desarrollando nuestro ser y en el que podemos desatar nuevas pasiones que den un poco más de color a nuestros días. De nuestra mano está elegir entre el optimismo de saber que siempre encima de las nubes brilla el sol, o la tristeza del que ve esas nubes como un muro gris que impide que la luz nos ilumine. Encaminemos con decisión y alegría este camino hacia lo desconocido, hacia lo desconcertante, hacia lo inimaginable.