La búsqueda de la felicidad ha sido siempre
uno de nuestros mayores empeños. Conocemos autores que ya desde la Antigüedad
se caracterizan, como Aristóteles, por sus teorías eudemonistas que afirman que
nuestra finalidad es llegar hasta esta. El sentido de nuestra vida se basa en
encontrar esa felicidad que nos llena y da respuesta a todas nuestras acciones.
A nuestro alrededor hay muchas llaves que aseguran tener la clave para lograr
alcanzarla.
Por un lado, una de la más conocida es la del
dinero y el poder. Numerosos cuentos e historias relatan cómo sus personajes
son llevados por la avaricia hasta un círculo vicioso en el que tratando de
conseguir más y más solo logran aumentar el horizonte de su insatisfacción. En
este caso la moraleja es clara: paradójicamente buscando la felicidad en los
bienes materiales crece nuestra infelicidad.
Pero también hay otros caminos, que quizás
son más cercanos, que tratan de llevarnos hacia esa felicidad. Estos pueden ser
el mundo de la suerte y la superstición, que por medio de creencias populares,
invenciones o repetidos intentos en los que la constancia en la mayoría de los
casos no premia, rigen parte de nuestra conducta, estado de ánimo o se vuelve
el centro de nuestras preocupaciones. También hay personas que intentan obtener
esta felicidad en la gente. Tienen grandes colecciones de amigos, pero se
vuelven efímeras y cambiantes. Para otros, las fiestas y la búsqueda de
“subidones” por medio de diferentes formas son la solución a sus problemas.
Solución que dura un escaso periodo de tiempo y que en ocasiones solo consiguen
aumentar el problema y el vacío que se
intenta llenar.
Hay otros que defienden que cada uno es su
propia llave, que todo está en nosotros. Son personas cuya existencia consiste
en la obtención de títulos, premios, diplomas, estudios y un gran intelecto. O
que se dedican de lleno a cultivar su cuerpo, al deporte o al ejercicio físico.
Sin embargo, aunque tanto la formación como la salud son necesarias en nuestras
vidas, dedicarse exclusivamente a eso también se trata de aspectos pasajeros
que, al fin y al cabo, ¿de qué nos sirven?
Son múltiples los caminos. Pero parece que
todos son falsos y erróneos. Nos venden una imagen que se desvanece cuando
intentamos alcanzarla. ¿Dónde buscas tu felicidad? Tampoco hace falta indagar
mucho para descubrir personas que son plenamente felices. ¿Su secreto? Dedicar
su vida a los demás.