martes, 22 de julio de 2014

Cuando pronuncies mi nombre

No quiero ríos de pasividad 
ni ráfagas de miedo 
no quiero un rayo de sol 
que cubra todo el cielo 
si es de un astro fugaz 
inseguro y pasajero. 

Prefiero la complicidad 
del callado silencio 
a palabras vacías 
que resuenan a hueco, 
prefiero la transparente voz 
del de los brazos abiertos. 

No quiero valles de felicidad 
si por caminar de ella me alejo, 
ni la alegría voraz 
que despierta el ego 
si no es compartida 
con cuidadoso esmero. 

Prefiero la espontaneidad 
del susurro del viento 
cuando canta de amor 
y te renueva por dentro, 
dejarme llevar 
aún sin conocer el sendero. 

No quiero olvidar 
cada uno de los deseos 
que se quieren quedar 
entre los pensamientos, 
que remueven el alma 
y dan sed a los viajeros. 

Prefiero la suavidad 
del mar, siempre inmenso, 
que acaricia la arena 
en todo momento 
y da forma a la roca 
en la constancia del tiempo.  

No quiero abandonar 
las luchas y los miedos 
que en cada uno están 
esperando luz y consuelo, 
cuando pronuncies mi nombre 
en medio del desierto.







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