jueves, 11 de diciembre de 2014

Para dar gracias

Si quisiera dar gracias 
 mirando mi vida, 
no podría olvidar 
los primeros pasos, 
las risas desahogadas, 
los primeros vocablos. 
No podrían faltar 
los atardeceres pintados 
ni las coloridas mañanas, 
ni la Luna que atrapamos. 
Ni las historias vividas 
 que sumergidas en la mar, 
y enraizadas en el monte, 
aún sueñan por el espacio. 
Si quisiera dar gracias 
no podría dejar atrás 
cada rincón del mundo, 
aunque quepan todos juntos 
en la maleta de algún explorador. 
No podría pasar 
del sabor a tierra del fracaso 
ni de toda su enseñanza 
para que hoy sea ilusión. 
Ni siquiera podría callar 
el explosivo arte, 
el arte –helarte- de la emoción, 
que con la respiración permite volar… 
El arte de sentir, de llorar, 
de acoger, de saltar, de expresar, 
de perder y de encontrar. 
El arte de vivir… El arte de amar. 
Si quisiera dar gracias 
empezaría por lo más importante 
cada profunda mirada, 
cada rostro, cada voz, cada mano. 
Cada persona que con su ser 
y con su nombre, 
viven guardados en mi corazón. 
Si quisiera dar gracias 
no podría decirlo: 
no cabe tanto en las palabras, 
ni en un verso, ni en la rima, 
ni en el ritmo, ni en la forma. 
Por eso no puedo dar las gracias, 
 pero como sí que quiero darlas 
 solo puedo aprender 
a agradecer con mi vida; 
aunque no tengo vida
para agradecer tanto.
 



No hay comentarios:

Publicar un comentario