miércoles, 22 de enero de 2014

Desempolvando el pasado

Hoy he abierto el de baúl los recuerdos. Los he ido liberando poco a poco, sin prisa, saboreando toda la impresión que produce rebuscar entre tantas cosas con demasiado polvo acumulado. El pasado es muy grande, por eso es fácil que los recuerdos se escondan. Sin embargo, hoy he encontrado todo lo que -sin saberlo- necesitaba. Entre muñecos de porcelana y trapos bordados he hallado el detalle y cariño con el que en su día estuvieron envueltos regalos para una niña de cabellos de oro. Entre cajitas y viejos papeles de infantil caligrafía he recordado la forma de ver el mundo de aquella cuyo mirar era, y sigue siendo, del color de la miel. Observando esos guantes tejidos por el tiempo me ha asombrado descubrir todo lo que ha crecido el árbol genealógico del que cuelgan. También he dado con alguna que otra foto que demuestra que la niña del sol y la sonrisa, la que siempre se ha mecido entre las olas,  sigue creciendo entre esos pasos de amor y un corazón florecido. 
Y entre bocetos y dibujos he leído otra vez esos versos, esos que cada diciembre echaré de menos. Las estrofas que me acompañan desde mucho antes de mis primeros recuerdos y que año a año han sido testigos del cariño y afecto entre un abuelo y su nieta.
No sé si es verdad eso de "enfebrecida de versos tu equipaje es poesía", ni eso de que mis raíces "hicieron vocación de cortesía la expresión del sentimiento". Lo que sé es que no dejaré pasar desapercibidas esas palabras que no logré entender en su momento y que ahora cobran fuerza. 
"Si por error o barrunta
hirviera acaso en tus manos 
un concepto verseado 
que esboza luz de mi faro, 
no des pie a su repulsa"
Desempolvando el pasado he encontrado a esa niña de cabellos de oro, con el mirar del color de la miel, de sol, canto y sonrisa, la que lleva el mar en la sangre, la que ya no escuchará más su propia descripción recitada en boca y desde el corazón del poeta. Pero aún así sé que podré oír los versos que le cantaba al alba cada día. Sé que me susurrará esos versos que por error o barrunta hierven entre mis manos, o por lo menos sé que yo los susurraré.


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